7. Otros textos: Zhuangzi, Liezi



Zhuangzi es el título del libro escrito por Zhuang Zi, también llamado Zhuang Zhou. Junto con Lao Zi, se le considera el fundador del taoísmo. Parece ser que nació en el siglo IV a.C. y que declinó un puesto de responsabilidad en la administración del principado de Song. 

La autoría del material que se le atribuye no ha podido ser demostrada en su totalidad. Se considera probado que Zhuang Zi fue quien escribió los siete primeros capítulos de la obra. Se les ha llamado los “Capítulos Interiores” (16).

El Zhuangzi está escrito en verso: es una poesía que usa los recursos del lenguaje poético. No hay que olvidarlo, porque leerlo con el hemisferio analítico del cerebro hará que se pierda mucha información. Zhuang Zi no se dedicó a buscar la inmortalidad a través de los ejercicios respiratorios y la meditación. Su forma de acercarse al Tao fue más directa, a través del éxtasis místico. Su manera de escribir refleja esta experiencia. 

El Zhuangzi comienza describiendo una cosmogonía: 

“Muy al Norte, en el oscuro abismo,

existe un pez. Su nombre es Kun.

¡Es tan inmenso que mide 

no sé cuántos miles de li!

Transformado en pájaro, su nombre es Peng.

¡Es tan inmensa su espalda, que mide 

no sé cuántos miles de li!” (16)

El Norte siempre es la zona de sombra, un punto cardinal Yin, un “oscuro abismo”. Por tanto, en un Yin primordial, indiferenciado, se puede distinguir un pez, que deja de ser pez para ser pájaro, y parte hacia el Sur. Ni Kun ni Peng son animales, sino estadios de la creación del mundo. La grandeza de estos conceptos se remarca repetidamente. Son infinitos, tienen “no sé cuántos miles de li”. La imaginación los abarca con dificultad. A lo pequeño le cuesta comprender lo grande.

Peng mira el cielo y el mar, y cómo el azul se refleja del uno al otro. Ambas realidades son, al fin y al cabo, una. La dualidad proviene de la unidad. 

En el Zhuangzi se alude a las prácticas de la alquimia interna taoísta. Explica cómo existen unos seres de “blanquísima piel”, que:

“No comen los cinco cereales,

beben rocío y respiran viento.

Cabalgan sus dragones

por encima de las nubes

y se dirigen más allá de los Cuatro Mares.” (16)

Las prácticas descritas en este pasaje son: no comer cereal, realizar ejercicios respiratorios, llevar a cabo prácticas de concentración y meditación, y hacer vagar el alma más allá del mundo. El taoísmo no se había identificado aún como una corriente filosófica, y el término neidan no apareció, posiblemente, hasta el siglo XI d.C., pero el conjunto de prácticas que habían de llevar a la inmortalidad ya estaba en uso y Zhuang Zi las conocía. 

En relación a la muerte, Zhuang Zi expresa su pensamiento abrazándola como la transformación alquímica que es:

“Para un hombre, el Yin y el Yang

son más que un padre y una madre.

Son ellos quienes me han traído

al umbral de la muerte.

Si lo rehusara, les desobedecería. (…)

Si, de repente, yo hiciera del Cielo

y la Tierra un gran horno,

y de Aquello que todo lo crea y lo transforma

hiciera un Maestro fundidor,

¿habría algún lugar adonde yo pudiera no ir?

Después de un sueño profundo,

radiante será el despertar.” (16)

Los términos en que se expresa el proceso de transformación (el horno, el Maestro fundidor) son equivalentes a los de la alquimia occidental. El alquimista mismo constituye el material que se va a transmutar, y el Maestro es quien va a dirigir la transmutación. El resultado es un radiante despertar. 

Lie Zi vivió durante el período de Primaveras y Otoños de la dinastía Zhou Oriental (770-476 a.C.). Se considera que nació en torno al año 400 a.C. en el estado feudal de Cheng. Lie Zi no quiso participar en las intrigas políticas y la violencia de su época. Se retiró a vivir en las montañas. Sentía una inclinación natural por la soledad y la vida simple, tranquila (17).

Su obra, el Liezi, contiene historias y meditaciones filosóficas, y fue reconocida como una de las tres obras clásicas taoístas muchos siglos después de haber sido escrita (durante la dinastía Tang, siglos VII-X d.C.), junto con el Daodejing y el Zhuangzi.

La lectura de su obra es menos ardua que la del Daodejing y el Zhuangzi. Su estilo no es tan abstracto como el de Lao Zi, y sus historias son más concretas y comprensibles que las de Zhuang Zi. De hecho, Lao Zi, Confucio y otros maestros aparecen como personajes en el Liezi: se les plantean incógnitas, sus discípulos les hacen preguntas, y la obra elabora sobre cómo se puede comunicar y aprender la sabiduría.

El Liezi está escrito a un nivel humano y explica experiencias personales con las que resulta fácil identificarse. Hay capítulos en los que el protagonista es el propio Lie Zi. Se halla en situaciones que le provocan confusión o miedo; comete errores y aprende de ellos. La obra no solo muestra el resultado de años de aprendizaje, reflexión y práctica: muestra también el proceso.

Para Lie Zi, el sabio no se presenta ante el mundo como alguien excepcional:

“La iluminación es una experiencia muy normal, alcanzable por todo el mundo. Por ello, no existe nada misterioso o secreto en ella. Tampoco tiene nada de antinatural, porque sigue el curso de la naturaleza de las cosas. (17)

El sabio ni siquiera deseará la inmortalidad. Las fases de la vida son “una secuencia natural de acontecimientos en el ciclo del nacimiento y la muerte” (17). No se puede ni siquiera saber si una parte del ciclo es mejor que otra:

“Tse-Kung respondió al instante: ‘Querer vivir y tener miedo a la muerte forma parte de la naturaleza humana. Tú pareces estar contento de morir y eso no lo entiendo.’ El anciano le respondió: ‘La muerte y la vida son ciclos de idas y venidas. Cuando abandonamos un mundo, tal vez nacemos en otro. ¿Qué es mejor, la vida o la muerte? Es difícil de decir. Entonces, ¿por qué nos creamos una vida tan dura en este mundo cuando ni siquiera sabemos si es mejor para nosotros vivir o morir?” (17)

El Daodejing, el Zhuangzi y el Liezi, considerados los tres clásicos del taoísmo, hablan aún al mundo, a día de hoy, cada uno en su lenguaje. Lao Zi describe la sabiduría, el camino y la virtud, desde la más refinada claridad intelectual; Zhuang Zi comunica de una forma más emocional, de elevado éxtasis místico, a quien se sienta atraído por esa vía; Lie Zi está en estrecho contacto con la humanidad, y habla a los humanos que yerran, en tanto que humano que ha cometido los mismos errores.




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