18. El Dos: Solve et coagula

En un momento cualquiera de la línea del tiempo, tanto el mundo como el humano se encuentran en un cierto estado y se influyen mutuamente. 

Es importante saber en qué punto está el alquimista, así como reconocer cuál es el momento macrocósmico. Hasta ese instante, la cadena de actos y consecuencias se ha venido desencadenando según las leyes naturales. El resultado será el habitual.

Este orden natural, que desemboca en la muerte, se modifica cuando el alquimista decide conscientemente comenzar el proceso de la Gran Obra. Todo aquello que le ha conducido a su situación presente deberá ser analizado y reformulado en términos del nuevo uso al que será destinado.

Sería como si hubiera que acometer la construcción de un laboratorio especializado en un edificio que no reúne las condiciones. Va a hacer falta reformarlo íntegramente. Habrá que repensar las conducciones, la instalación eléctrica, el aislamiento y la ventilación, los materiales y el suministro energético: absolutamente todo.

No es imprescindible demoler el edificio, sino conservar únicamente lo que pueda servir a su nuevo propósito, e incorporarle todo lo necesario, de lo que aún no dispone.

El proceso alquímico de separar lo que ya existe, desechando lo innecesario, es lo que se conoce como “solve”. El procedimiento que consiste en sintetizar nuevas formas, combinando las ya existentes de maneras nuevas, es lo que se conoce como “coagula”.

Solve et coagula es, pues, la mínima expresión, concisa pero precisa, de lo que significa alquimizar. Se pueden dar en bucle, alternándose vez tras vez, como lo muestra la Figura 14. 

¿Qué es lo que se disuelve? Lo sólido, lo material, lo fijo. En la psique del alquimista, cualquier automatismo subconsciente que no sirva; cualquier decisión consciente errónea. ¿Qué es lo que se coagula? Lo volátil, lo inmaterial, para incorporar 34 lo necesario del espíritu a la materia. En la psique del alquimista, la capacidad de intuir, de discriminar, de usar el lenguaje de la forma más adecuada y precisa posible.

“Volatilizar lo fijo y fijar lo volátil” es otra forma de decir “Solve et coagula”.

Figura 14: Sucesión de “Separatio” y “Coniuntio” en Sapientia veterum philosophorum sive doctrina eorundem de summa et universali medicina, Bibliothèque de l’Arsenal, Paris. Reproducido por Stanislas Klossowski de Rola en Alchimie: florilège de l’art secret, p.114-115. (30) 

En realidad, ambos procesos, la disolución y la coagulación, se dan simultáneamente. Cuando se disgrega, disuelve o trocea alguna realidad en la materia, rompiéndola para que los principios que la constituyen queden disponibles, a la vez se está liberando energía que el espíritu podrá usar. La disolución de la materia libera energía. Cuando la energía se coagula, se obtiene materia. 

Se alude a esta realidad dual en el primer verso de la Tabula smaragdina (40): “Verdad, sin falsedad, cierto y muy verdadero, lo que está arriba es como lo que está abajo y lo que está abajo es como lo que está arriba, para la realización de los milagros de la Cosa Una.”

Aquí, se señala la correspondencia entre dos realidades, “arriba” y “abajo”. La dualidad existe, pero esta diferenciación también es una apariencia. En realidad, lo de arriba y lo de abajo son semejantes (“lo que está arriba es como lo que está abajo”), y colaboran en la realización de la Unidad. El Uno se expresa a través del Dos, de la oposición, de la complementariedad. Así es como se manifiestan los “milagros” de la Unidad. De modo que, detrás de la aparente lucha de los opuestos, hay un impulso único.

Se une la esfera microcósmica, en la que trabaja el alquimista, con la macrocósmica. No hay diferencia entre cómo fue creado el mundo y cómo crea el humano, que participa del espíritu creador. Todos los fenómenos perceptibles son “maravillosas adaptaciones” 35 de la “Cosa Una”, del único Ser.

34 Literalmente: in-corporar, meter en el cuerpo de carne.

35 El verso 11 de la Tabula insiste en la adaptabilidad de la materia al espíritu.

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