2. Introducción

En el mundo occidental, la alquimia a menudo es considerada como una precursora imperfecta de la química. Se la suele identificar como una actividad poco científica que persigue, infructuosamente, la obtención de metales preciosos. En realidad, abarca un conjunto de disciplinas amplio, desde la astronomía hasta la expresión artística, pasando por la metalurgia y la medicina. La alquimia estudia y practica la transformación, no solamente de los metales, sino del propio alquimista. Los procesos externos, que se llevan a cabo en el laboratorio, no son más que una expresión palpable de la transmutación que, paralelamente, se está dando en la consciencia, la energía y el cuerpo del alquimista. 

La alquimia taoísta tiene, curiosamente, objetivos similares a la occidental. Una serie de prácticas externas, llamadas weidan, se dirige a la manipulación de materias minerales y vegetales. La otra línea, el neidan, se concentra en las prácticas internas. El weidan no es el objeto del presente trabajo, que se centrará en el neidan o alquimia interna taoísta. En el neidan se persigue la creación de un remedio que promueva la longevidad, no a partir de materia médica externa, sino utilizando los recursos propios del alquimista: su jing, su qi, su shen. Se utilizan para ello prácticas de meditación y visualización.

Llama poderosamente la atención el hecho de que la terminología de ambas alquimias, la occidental y la taoísta, sea tan similar. Los colores, los números, los metales y los procesos empleados son coincidentes o parecidos. Parece haber una coherencia interna entre ambas disciplinas. Entre territorios tan alejados cultural y geográficamente, esta coincidencia es difícil de explicar. Se puede pensar que existe una realidad subyacente que se exploró a través de la alquimia, tanto en oriente como en occidente. 

También es posible que hubiese un canal de comunicación entre ambas tradiciones. Sin embargo, no hay constancia de que dicho intercambio se llegase a producir. China se definió a sí misma como “el país en el interior de los cuatro mares”. Acotada por fronteras naturales con pasos relativamente estrechos, como el de la Ruta de la Seda al noroeste, y por fronteras artificiales como la Gran Muralla, el comercio y el intercambio cultural eran difíciles. Por no hablar de la barrera lingüística, que iba más allá de un simple cambio de alfabeto, ya que la lengua china ofrece sus propios retos a la traducción.

En el presente trabajo se propone el análisis de ambas tradiciones alquímicas, la occidental y el neidan, para luego ahondar en sus puntos de coincidencia más notables.

En primer lugar, se explora la noción de Tao y sus textos fundacionales. Seguidamente, en relación al neidan, se analiza brevemente su historia y se desgranan los conceptos básicos necesarios para, finalmente, explicar las prácticas propias de la alquimia interna taoísta.

En segundo lugar, se dirige la mirada hacia la alquimia occidental: su historia, un importante texto fundacional (la “Tabla esmeralda” o Tabula smaragdina), sus nociones más importantes y las fases o procesos que componen la Gran Obra alquímica.

Habiendo llegado a este punto, se procede al análisis comparativo de los conceptos del neidan con sus contrapartes de la alquimia occidental.

Las conclusiones remarcarán las coincidencias y la profundidad de las interrelaciones entre ambas tradiciones. El neidan y la alquimia occidental son similares en lo esencial.


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