11. El Dos: Yin y Yang, Xing y Ming


El Dos: Yin y Yang


En el presente trabajo, se aborda la explicación de estos dos principios, desde la interpretación de sus ideogramas, para explicar su significado en el neidan


La dualidad es un concepto abstracto, pero relativamente cercano. Los humanos conocen una cosa y su contraria, porque el mundo natural está lleno de opuestos: el día y la noche, el frío y el calor, la luz y la oscuridad, el cielo y la tierra. Es en este aspecto del ser donde se encuentran las claves del Yin y el Yang. El Yin y el Yang representan el Dos.


 

Figura 6: Yin y Yang: los ideogramas y sus partes, según Rochat de la Vallée. (26)


En la Figura 6, es fácil reparar en la presencia, en la parte izquierda de los ideogramas, de un signo común a ambos. Se trata de la representación de una pendiente, del desnivel de una montaña. Eso indica que Yin y Yang, siendo distintos, se refieren a una realidad común. En el Yin, se toma en consideración la parte oscura y húmeda de la montaña, mientras que, en el Yang, se enfoca el lado soleado y seco de la misma. La montaña siempre aparece.


El juego de los opuestos no es absoluto, sino que los contrarios lo son uno respecto del otro. Una ladera puede ser fría y húmeda, si da al norte, o caliente y seca, si queda al sur. Sin embargo, ambas laderas son más calientes y más secas que la desembocadura de un glaciar al océano. Hay que establecer un marco de aplicación para la dualidad Yin - Yang. 


Esto provoca que haya múltiples formas de aplicar los conceptos Yin y Yang a la realidad. Es un arte que hay que aprender.


Por ejemplo, en las estaciones, la primavera se puede considerar como la parte más Yang del año, el momento en que el ascenso de la luz es más notorio y, por tanto, hay interpretaciones en ese sentido, como la que hace Elizabeth Rochat de la Vallée, representada en la Figura 7. (26)


Figura 7: Las cuatro estaciones, una interpretación de Rochat de la Vallée basada en el Suwen.


Pero también es cierto que el calor veraniego suele ser más intenso que el de la primavera, y que los días cercanos al solsticio de verano son los que gozan de más horas de luz; por eso, también hay textos que atribuyen el máximo Yang al verano, como el esquema del Cielo Anterior del Yijing, representado en la Figura 8. (15)


Figura 8: Las cuatro estaciones, una interpretación basada en el Yijing.


Las atribuciones de Yin y Yang son importantes en el proceso alquímico, porque es vital para el estudiante poder interpretar en qué punto de la práctica se encuentra en cada momento. La presencia de un maestro es una garantía, ya que será quien haya experimentado los distintos estadios en más profundidad y podrá guiar al estudiante a través de los puntos de vacilación o cambios energéticos. 


El Yang va a activarse para transformar al Yin. El Yin recibirá el impulso del Yang y lo seguirá. El Yang, según su naturaleza, será activo. El Yin, de acuerdo con la suya, será receptivo. Las leyes que gobiernan el Yin y el Yang no cambian. Lo que cambia es la orientación que se les proporciona, desde el anhelo de unión con el Tao. 


Un avión es un artefacto pesado que no parece poder elevarse por sí mismo. Un barco es una máquina igualmente pesada, que no parece poder flotar. Pero las leyes físicas, si se comprenden de forma cada vez más precisa, permiten crear aviones que vuelan y barcos de acero que flotan, sin contravenir las leyes de la materia. 


De igual forma, el Yin y el Yang sirven a cada individuo según el uso que les da. El lenguaje taoísta es, a menudo, profundamente paradójico. Probablemente los maestros que han completado los procesos alquímicos no lo considerarán contradictorio, porque ellos ya han visto y experimentado la manera en que los opuestos pueden ser reconciliados. De igual forma, alguien que comprende el diseño de las alas de un avión, o el principio de Arquímedes, encuentra factible el funcionamiento de estas máquinas en sus respectivos medios.


El signo “pendiente, desnivel de una montaña” (Figura 6), es previo a Yin y Yang, tal como se describen. Es un eje Tierra-Cielo que proporciona un contexto al cual aplicar las ideas de Yin y Yang. También se podría interpretar como la representación del maestro, de quien ya realizó la unión de Tierra y Cielo: los maestros taoístas a menudo se relacionan con las cimas, o grutas, de las montañas a las cuales se retiraban. La montaña es el símbolo del aquietamiento, de lo completo, de lo sólido. 



Figura 9: Pomo xianren, Inmortal taoísta, pintura de Liang Kai (1140-c.1210). El inmortal es representado con la técnica usada para pintar montañas. Este estilo pictórico usa pocos trazos, aplicados de memoria y rápidamente, de forma más intuitiva que racional.


El neidan puede concebirse como un proceso que intenta trascender la dualidad. Sin embargo, para trascenderla hay que comprenderla y experimentarla de la forma más plenamente consciente posible. 


En neidan, el proceso alquímico suele representarse como la ascensión, desde un mar o río, a través de valles y colinas, culminando en la cima de las montañas (Figura 10). Como se explicará en la siguiente sección, en el recorrido que va del jing al qi y al shen, la montaña es un objetivo a alcanzar: el campo de cinabrio superior buscará cultivarse y desarrollarse, y habrá que ascender hasta él.

Figura 10: Representación del cuerpo original del aliento vital, y recorrido de la ascensión desde el mar hasta la cima de las montañas. Tomado del Shangyang zi jindan dayaotu, reproducido en Taoísmo y alquimia femenina por Catherine Despeux, p.242. (27)


La interpretación de la parte derecha de los ideogramas (Figura 6) también es importante. Cada uno de ellos tiene dos signos más al lado del que indica “montaña”. 


El ideograma que significa Yang incluye el signo de “sol naciendo” y el signo de “movimiento” o “banderas agitándose al viento”. De la noche, del Yin, acaba de salir el sol: de la quietud sale el movimiento. El viento es invisible, pero se puede advertir su efecto sobre el mundo porque provoca cambios, se desencadenan procesos. Así es como se representa el Yang.


El ideograma que significa Yin incluye el signo de “reunirse”, o “algo que está, aquí y ahora”, y el signo de “nubes”. El agua en forma de niebla, nube, vapor, se concentra en la zona umbría de una montaña. Existe un Yang en el Yin: el que impulsa al agua, en forma de gas, a moverse y reunirse. Y así es como se representa el Yin.


Llama la atención la forma, a la vez sutil y clara, en la que se presentan los conceptos Yin y Yang. En el Yang hay un sol y en el Yin hay una nube, pero no se trata de un sol abrasador ni de una lluvia torrencial. La explicación es más compleja y profunda. El Yin y el Yang se hablan el uno al otro, se complementan y se oponen, se moderan y se ayudan. 


Ambos son necesarios. Si bien el Yin se relaciona con la quietud y la muerte, también se insiste en que debe cuidarse, ya que ayuda a guardar la materia necesaria para la alquimia. Por su parte, el Yang es imprescindible para iniciar y mantener el proceso. De hecho, toda la alquimia podría resumirse como una ampliación de la función del humano, que le lleva, entre otras cosas, a la longevidad.


Se puede afirmar que la dualidad del Yang y el Yin tiene un aspecto horizontal, en el cual se comportan como opuestos complementarios, pero también un aspecto vertical, previo, en el que son un reflejo de Cielo y Tierra. En este último eje vertical, lo impulsor es el Cielo, anterior a la Tierra, que se muestra receptiva. Este concepto se amplía en la sección siguiente, relativa al Tres, y que explica la tríada Cielo - Hombre - Tierra.


Para avanzar en el paradójico camino de vuelta al origen, la vía de retorno consiste en ir de la Tierra al Cielo, de lo corpóreo a lo inmaterial. La verdadera sorpresa es que ese camino se realiza sin dejar de lado la materia. El Yin se integra en el proceso siendo iluminado por un Yang cada vez más puro y fortalecido. El Yang se hace cada vez más emisor, el Yin se muestra más y más receptivo. El último rincón de lo denso es iluminado por lo sutil. El cuerpo del alquimista cambia cada célula que se resiste a esta unión por otra que la permite y apoya. El resultado es un nuevo ser, cuya función y forma está perfectamente alineada con su propósito de reunirse con el Tao.



Xing y ming

Otro reflejo de la dualidad en el neidan es la díada del xing y el ming. Se trata de dos conceptos muy amplios que, además, se han usado de forma ambigua en la literatura alquímica17.


El xing, a menudo traducido como “naturaleza innata”, corresponde a una parte elevada, celeste, del individuo; se identifica con la mente, con la vida espiritual, con el Corazón. El ming, por contra, o “fuerza vital”, es corpóreo, incluye la sexualidad, y se relaciona con el Riñón. Se pueden hacer más correspondencias: Fuego - Agua, Cielo Anterior - Cielo Posterior, Cielo - Tierra. Lo de arriba y lo de abajo. 


El confucianismo también adoptó estos términos, dándoles un sentido más moral. Sin embargo, aparecen en textos tan antiguos como el Yijing.


El neidan propugna el cultivo tanto del xing como del ming. A medida que avanzan las etapas de la alquimia interna taoísta, la distinción entre ambos se difumina: deja de haber diferencias entre la fuerza vital y corporal, y el impulso del espíritu.

 



 17 El “doble cultivo” del xing y el ming, o xingming shuangxiu, ha sido sinónimo del “cultivo a dos”: prácticas sexuales o “arte de la alcoba”.





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