28. Conclusiones

En este trabajo, se ha expuesto la abundancia de nexos de unión entre el neidan y la alquimia interna occidental.

La alquimia es una, y es diversa. En tanto que su objetivo es la unión con lo más elevado, es una; bien es cierto que cada tradición busca esa unión de formas distintas. 

Quizá el neidan y la alquimia interna occidental no se parezcan a primera vista: un libro de emblemas alquímicos occidentales y el esquema Neijing tu (Figura 11) no aparentan referirse a la misma realidad. Sin embargo, lo hacen.

Como se ha expuesto en las secciones 23 a 27, dedicadas a los nexos de unión, los conceptos que subyacen a ambas tradiciones son los mismos y se emplean de la misma forma. La manera como se conceptualizan el Uno y el Dos es sorprendentemente equivalente en las dos alquimias. Asimismo, en el Tres se pueden hallar extensas correlaciones. Las nociones son las mismas, y el objetivo es el mismo, pero las culturas son muy diferentes.

La alquimia occidental comenzó en Egipto y la antigüedad clásica, fue preservada por el mundo árabe durante el medioevo y se hizo cada vez más visible en la cristiandad a partir de la Baja Edad Media y el Renacimiento. 

Las prácticas del neidan se remontan al siglo IV a.C., aunque el término no se acuña hasta mucho después. El taoísmo se define de forma más religiosa a partir del siglo II d.C., y se crean corrientes ligadas a los maestros. (23)

Estas dos tradiciones, que comparten conceptos y objetivos, pudieron haber entablado contacto. Más allá de la existencia de la Ruta de la Seda, se desconoce si lo hicieron. No ha aparecido ningún documento que explique cómo un maestro de neidan compartió su experiencia con el mundo occidental, o viceversa. Hasta que se halle, persistirá el misterio.

Sin embargo, la ausencia de explicaciones no ha de impedir que se vean y exploren las coincidencias entre ambas tradiciones alquímicas. Éstas pueden ser disfrutadas, ya que la alquimia interna occidental y el neidan se enriquecen mutuamente, al ser contemplados en conjunto.